Se trata de una serie mexicana disponible en Netflix que cuenta con ocho capítulos y fue escrita, dirigida y producida por Diego Luna. El actor mexicano que junto a Gael García Bernal supieron volar por el camino cinematográfico fuera de su país logrando una carrera internacional de alto vuelo.

Todo va a estar bien es una comedia dramática de estos tiempos, el enfoque esta puesto en la institución matrimonial, el lenguaje inclusivo, las relaciones actuales, el machismo y el feminismo, además, juguetonea con la pandemia del COVID-19. Mete el dedo en la llaga en situaciones cotidianas que fueron normalizadas por décadas y que hace unos años comenzaron a cambiar a pasos agigantados en los países del continente latinoamericano.

En los primeros minutos presentan a una familia como la que es esperada, un matrimonio y una pequeña hija viviendo en una módica casa con su empleada, todos acaban de despertarse, desayunan y se salen a vivir un día como cualquier otro. A medida que avanzan los episodios sale a la luz las falencias que padece la pareja, ellos están sumergidos en una cueva a punto de explotar.

En ese punto de quiebre se hace un resumen del surgimiento del matrimonio, cuya conclusión es que “el matrimonio, al institucionar el amor, lo mato”. Pues, la manera de reflexionar sobre la familia actual en los tiempos que nos toca vivir no es poca cosa, pero el modo en que lo hace, es correcto. Con algunas cuestiones podemos estar más o menos de acuerdo, como por ejemplo el amor libre, el lenguaje inclusivo, entre otros pero lo cierto es que abre una puerta para reflexionar y debatir sobre estos ejes.

La familia está formada por el matrimonio de Julia (Lucia Uribe) y Ruy (Flavio Medina) y su hija Andrea (Isabella Vazquez), la menor del elenco. La inocencia de este personaje es contrapuesta con la in-madurez de los adultos, su interpretación tiene mucha naturalidad y brillantez logrando destacarse por sobre el resto de las actuaciones. Ambos son profesionales, llevan un matrimonio desgastado con poca conexión y ponen en duda ese amor “incondicional” que hoy es parte del pasado. Además, aparece un tercero en discordia, Fausto (Pierre Louis), el dentista de la pequeña. Pese a los virulentos momentos que les toca vivir, ellos irán en contra de los mandatos y de lo establecido por la sociedad para luego salir adelante.

Técnicamente es correcta desde las actuaciones, la planificación de las escenas, la dirección, el guión, visualmente ponen en la pantalla a la ciudad como un personaje vivo que da cuenta que la filmación surge durante la pandemia del COVID-19, reflejado vivamente en lo que vemos y escuchamos.

Puede decirse que Diego Luna se mete con las inquietudes que están a la orden del día. Exponiendo de manera original las nuevas maneras de comunicarnos poniendo en agenda algo que viene resonando, y así, aprender a que estos cambios llegaron para transformar especialmente a los grandes, pues, las nuevas generaciones toman estos cambios de un modo más natural. El tiempo pasa y todo cambia, para bien o para mal, pero vamos buscando el modo de ir acomodándonos…en pocas palabras, los cambios simplemente son y siempre serán bienvenidos.