Hace unos días estuvo dando vueltas por la red unas fotos de un rodaje en Madrid dónde lxs protagonistas llevaban barbijos y máscaras transparentes a causa del coronavirus, estos eran, nada más ni nada menos que Pedro Almodóvar y Tilda Swinton. En Alerta Cultural pensamos que el director manchego ya estaba filmando su nueva película sobre la adaptación cinematográfica de “Manual para mujeres de la limpieza” de la escritora Lucia Berlin, pero no, eran las fotos de la realización de un cortometraje sobre la adaptación de “La voz humana” de Jean Cocteau, su primer acercamiento a rodar en inglés y un ensayo con la actriz protagonista de su próxima película. Al mismo tiempo, nuestra editora nos viene pidiendo que escriba sobre el cine de Almodóvar quién suele retratar los universos femeninos de una manera que nos interesa en esta columna. Así que voy a hacer un repaso sobre los mundos femeninos literarios que habitan —y habitarán— en la filmografía de Pedro Almodóvar a través de la prosa de Alice Munro y Lucia Berlin. A una la leí después de ver la película, a la otra antes de que se haga la adaptación cinematográfica del libro. Dos autoras con recorridos diversos pero con mucho en común.

Alice Munro

Nació el 10 de julio de 1931 en Ontario, Canadá, se casó en 1951, tuvo tres hijas y se divorció en 1972. Munro es el apellido de su ex marido. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 2013, tiene 89 años y es considerada una de las escritoras actuales más destacadas en lengua inglesa. El universo literario de Alice Munro navega por las aguas turbulentas de la maternidad, la amistad entre mujeres y las relaciones —diversas— entre madres e hijas. En el prólogo de Escapada (2004) nos adentramos a este universo:

…relatos sobre mujeres de edades y condiciones muy distintas: una joven que, aunque cree desearlo, es incapaz de dejar a su marido; una campesina que descubre, en un momento de lucidez, los limites y las falacias de la pasión. Otra mujer, personaje de tres de los cuentos, que abandona en uno de ellos su trabajo de profesora en una escuela de niñas para entregarse a un amor frenético y apasionado, vuelve más tarde, en otro relato, con una criatura a casa de los padres, donde reconsidera su vida y su matrimonio, y, al final, en el ultimo, cree que su hija desaparecida ha caído en las garras de una secta religiosa.

Julieta

Julieta (Pedro Almodóvar, 2016) está basada en tres de los relatos que integran “Escapada”: Destino, Pronto y Silencio, con Juliet/Julieta, como personaje protagonista, en diferentes momentos de su vida. En Destino una joven Juliet, profesora suplente de Letras clásicas conoce en un tren a un joven que se gana la vida pescando langostinos en un pueblo costero cercano a Vancouver. Se traslada allí, tienen una hija y forman una familia. En Pronto, la protagonista regresa con Penélope, su hija pequeña, a la casa de sus padres, que viven en una diminuta isla canadiense del Pacífico norte donde se queda unos cuantos meses compartiendo rituales domésticos con su madre Sara. En Silencio, la protagonista ya sola tras la muerte de su marido, vuelve a Vancouver y trabaja en un programa de televisión mientras Penélope, en un acto de rebeldía adolescente, se va a un retiro espiritual sin darle mayores explicaciones.

Pedro y sus Julietas: Emma Suárez y Adriana Ugarte

Pedro y sus Julietas: Emma Suárez y Adriana Ugarte

Cuando leí Silencio tuve la necesidad de rever la película de Almodóvar, si bien los otros cuentos están condensados en el film, la adaptación de este resulta muy interesante, ya que se parece y se diferencia a la vez. La Juliet del libro es mucho más fuerte y decidida que el personaje interpretado por Emma Suarez en la película, aunque en varias de las frases de Munro podemos observar en qué se basó el director español para construir a su protagonista:

“La verdad es que Penélope le ha dado escasos motivos de queja y, si quisiera ser del todo sincera, en ese momento diría que un día sin contacto con su hija era difícil de soportar”.

Ambos relatos, se centran en el momento en que Juliet/Julieta va a buscar a su hija Penólope/Antía al retiro espiritual en las montañas. Un momento, que tanto en el libro como en la película, te dejan una fuerte sensación de angustia. Si bien el film es un gran flashback, la historia se nos cuenta de manera lineal, mientras que en los tres relatos del libro hay diversos saltos en el tiempo. En Silencio se van sucediendo las diversas charlas que mantiene con su amiga Christa (Ava en la película) cuando Juliet comienza a hablar de su hija como un misterio:

“¿Por qué sigo empecinada en que ha sido culpa mía? Penélope es un enigma, eso es todo”.

Las dos Julietas (libro y película) se hunden en una fuerte depresión, mientras una se dedica a investigar sobre novelistas griegos y se centra en Aethiopica (novela de Heliodoro), la otra comienza a escribirle una carta a su hija —a modo de catarsis— para contarle toda la verdad. La Julieta interpretada por Emma Suárez tiene un sentimiento de culpa que la atraviesa y la paraliza, la muerte de su marido y la desaparición de su hija se conjugan con los recuerdos del pasado, en el momento en el que todo comenzó: ese viaje en tren y el suicidio del hombre que no pudo evitar, como la punta del ovillo de lo que le depararía el destino: una perdida tras otra. Mientras en Julieta la madre se desvanece cuando resurge el recuerdo de su hija, en el libro, Juliet, entiende que la hija que se fue, ya no es aquella Penélope que conocía, es otra:

“Penélope no era un fantasma, estaba a salvo —hasta donde cualquiera puede estar a salvo— y seguramente era tan feliz como puede serlo cualquiera. Había tomado distancia de Juliet, y a Juliet, no le quedaba más remedio que tomar también distancia”.

“Mi padre solía decir que si alguien le disgustaba, que esa persona no le servía de nada. ¿Podrían esas palabras no significar más que lo que decían? A mí, Penélope no me servía de nada”.

Para Munro, Juliet sigue esperando una palabra de Penélope pero decide continuar con su vida. Para Almodóvar madre e hija necesitan una redención entonces hace un epílogo para llorar a moco tendido, en el que luego de recibir una carta de su hija Antía, tras 12 años de incomunicación, y esta le cuenta que ha perdido a su hijo mayor en un accidente en el mar como su padre, Julieta —sin una invitación concreta— viaja a Suiza a contener a su hija tras el peor dolor del mundo: la pérdida de un hijo.

Julieta es una película que me gusta muchísimo, apenas la vi en el estreno quedé cautivada, unos meses después la volví a ver en el 54° New York Film Festival, en mi luna de miel en Manhattan. Así como ya lo había hecho en Todo sobre mi madre (1999) y en Volver (2006), en Julieta (2016) Almodóvar vuelve a retratar el universo de la maternidad con todas sus rugosidades, donde muchas veces las hijas tienen que ser madres de sus propias madres porque estas de alguna manera hicieron —por el motivo que fuese— un renunciamiento a la maternidad; están atravesadas por un terrible sentimiento de culpa, una profunda soledad y esa sensación, ineludible, que genera en las mujeres el paso del tiempo. Recuerdo que en aquella sala del Lincoln Center al terminar la proyección la gente aplaudió a rabiar, un halo de luz se posicionó en uno de los palcos y allí aparecieron Pedro Almodóvar y las actrices que interpretan a Julieta: Emma Suarez y Adriana Ugarte, a saludar a su público, todavía seguíamos escuchando a Chavela Vargas cantando “Si no te vas”. Fue un momento único, emotivo, las actrices lloraron como también lo hicimos las espectadoras, porque la película nos atraviesa como mujeres, así como lo hace la literatura de Alice Munro.

Lucia Berlin

A principio de año nos enteramos que Almodóvar iba a realizar la adaptación cinematográfica del libro de Lucia Berlin “Manual para mujeres de la limpieza” (2015), la primera película en inglés del director español; apenas conocíamos la existencia de esta escritora, una suerte de boom literario post morten. Me compré el libro la última vez que fui al cine antes de que se declare la pandemia mundial y el posterior distanciamiento social y obligatorio en nuestro país. Era febrero, hacía mucho calor y fui al cine del Shopping de Devoto a ver El hombre invisible (Leigh Whannell, 2020) la película protagonizada por Elisabeth Moss, salí de la sala un poco perturbada, entré en la librería del segundo piso y fui directo al mostrador a comprarlo. Con el libro en la mano bajé a una cafetería y mientras esperaba que anochezca y bajara un poco la temperatura agobiante del verano, me puse a leer el relato que da nombre al libro.

Manual para mujeres de la limpieza

Lucia Berlin nació el 12 de noviembre de 1936 en Alaska, EE.UU., cuando su padre fue a la guerra, se trasladaron a El Paso, Texas, junto a su hermana y a su madre, luego se trasladarían a Chile. Se casó y se divorció tres veces, tuvo cuatro hijos y diversos trabajos: maestra de secundaria, recepcionista en un hospital, mujer de la limpieza, asistente médica y telefonista. Fue una de esas escritoras que, como muchos otrxs no pudo vivir lo suficiente para ver el impacto de sus obras. Murió el 12 de noviembre de 2004, diez años después, “Manual para mujeres de la limpieza” se convirtió en un éxito de crítica y ventas. A partir de allí, Almodóvar quedó cautivado con el universo literario de Lucia Berlin y decidió realizar la adaptación cinematográfica de este libro. Por ahora se sabe muy poco, se rumorea que el director español está entre tres y cinco relatos del libro para hacer su película con Tilda Swinton como protagonista, pero todavía no sabemos cuáles.

El que da título al libro, se sitúa en Piedmont, Alabama. La protagonista es una mujer instruida, viuda y con cuatro hijos a cuestas, que trabaja como mujer de la limpieza. Espera el autobús en Jack London Square donde se reúne con otras domésticas a charlar antes de ir a trabajar a las casas de las señoras. Con gran sentido del humor y melancolía el personaje creado por Lucia Berlin nos va relatando su trabajo, haciendo causa común con las otras mujeres de la limpieza mientras tiene que lidiar con el duelo de un marido muerto:

“(Consejo para mujeres de la limpieza: aceptad todo lo que la señora os dé y decid gracias. Luego lo podéis dejar en el autobús, en el hueco del asiento)”.

“(Mujeres de la limpieza: aprenderéis mucho de las mujeres liberadas. Las primera fase es un grupo de toma de conciencia feminista; la segunda fase es una mujer de la limpieza; la tercera, el divorcio)”.

Los 43 relatos que integran el libro siguen un recorrido que tiene mucho de autobiográfico, una vida nómade, los diversos trabajos centrados en el cuidado, la relación con sus tres maridos y sus cuatro hijos, la relación tormentosa relación con su madre, y su problema con el alcohol. Lucia Berlin tiene dos relatos que se pueden emparentar con Alice Munro: Mamá y Silencio, pero no voy a spoilear nada más, en cambio las invito a leer a estas dos grandes autoras y a ver por su puesto toda la filmografía de Pedro Almodóvar, mis favoritas: Todo sobre mi madre (1999), Volver (2006), Julieta (2016) y Dolor y Gloria (2019), cuatro obras atravesadas por una misma temática: la maternidad.