En medio de una semana complicada a nivel social —y también personal— me vi el documental sobre Natalia Oreiro: Nasha Natasha (Martín Sastre, 2016) que tuvo su estreno mundial el 6 de agosto a través de la plataforma de Netflix y me llevé una grandísima sorpresa. Es disfrutable, entretenido y sobre todo muy pero muy emotivo. La película ya había formado parte de la selección oficial del 38° Festival Internacional de Cine de Moscú en junio de 2016 y con este merecido laurel abre el metraje de tan solo 72 minutos, dedicado a una mujer artista, un ícono de la cultura popular argentino uruguaya.

“Nuestra Natasha/Natalia” está dividida en cinco partes que aluden al camino/viaje iniciático de una heroína (retomando el camino del héroe de Joseph Campbell) por la gira que realizó en Rusia en 2014, a través de 44.700 kilómetros, un poco más de una vuelta al mundo en solo 30 días, un viaje en el que Natalia Oreiro se entrega a su público, la mayoría mujeres que la tienen como referente, que la siguen hace más de 15 años, desde que la novela “Muñeca Brava” (1998) desembarcó en Rusia y se convirtió en un boom sin precedentes.

  1. Origen: comienzo, nacimiento o causa que desencadena una situación.

Natalia Marisa Oreiro Iglesias nació el 19 de mayo de 1977 en Barrio del Cerro, Montevideo, Uruguay y en 1994 se mudó a Argentina donde realizó la mayor parte de su carrera como artista: actriz, cantante, bailarina, diseñadora de moda y empresaria. En la película, Natalia vuelve a Rusia después de muchos años y en una rueda de prensa repleta de mujeres dice: “pensé que me habían olvidado pero parece que no”, mientras se saca selfies con sus fans, recibe regalos y firma pelotas de fútbol. Natalia es una ídola, en Rusia es mucho más que Maradona o que Messi y eso ya nos pone como espectadorxs en un lugar distinto, a miles de kilómetros de distancia la referente es una mujer como cualquier otra, que empezó de abajo y se hizo a sí misma.

  1. Transmutación: transformar un elemento en otro mediante la alteración de su estructura.

El viaje de Natalia parte de la República Oriental del Uruguay hasta Europa Oriental pasando por Argentina. Empezó siendo modelo, quién no recuerda ahora esa publicidad de tampones en los que un grupo de varones la machirulean mientras ella camina con tan solo 13 años con un shorcito blanco rezando para no mancharse ni que se le note nada. Después de eso se convirtió en una paquita de Xuxa. Si habré jugado con mis amigas a bailar canciones de Xuxa a comienzos de los noventa mientras por otro lado escuchábamos a Los Redondos, porque así como Natalia las chicas soñábamos y jugábamos a ser modelos y bailarinas pero también queríamos ser rockeras. Como dice una de las entrevistadas rusas: “nunca tuvimos como las películas o las series de una mujer con esos sentimientos”. Y sí, crecimos con pocos referentes femeninos, por eso la película sobre Natalia nos llega tanto, porque así como dicen en Rusia, ella es linda pero tiene carácter.

  1. Fenómeno: acontecimiento extraordinario de difícil explicación para quién lo observa.

Natalia hace su gira en medio de un clima hostil, 30 grados bajo cero, lejos de su familia y sus afectos, cargando osos de peluche más grandes que ella, ofrendas de su público, en medio de horas de vuelo y viajes en tren interminables, arreglando su propio vestuario un rato antes de un nuevo show o discutiendo con los promotores que no quieren pagarle las presentaciones. Siempre está con una sonrisa, pero también se quiebra porque Natalia es humana, llora, ríe y se la nota cansada. Creo que uno de los momentos más divertidos y a la vez emotivos del documental es cuando un grupo de chicas rusas hacen el pasito de “No me arrepiento de este amor” de Gilda en medio de la nieve. Unx ve eso y no lo puede creer, la cumbia nada parece tener que ver con el frío, es todo lo contrario, yo me imagino cuerpos sudorosos al ritmo de una música que es más bien latina, nuestra, pero las chicas le ponen toda la garra y es imposible no reír con los ojos llenos de lágrimas.

  1. Sueño lúcido: estado de la conciencia en el que la persona tiene un sueño y dirige su contenido.

Natalia persiguió un sueño que tenía desde niña, en un momento del documental dice que no existe el éxito sin trabajo. Ella lo trabajó y lo fue moldeando a su modo con las oportunidades que se le fueron presentando. Así como dice su marido, Ricardo Mollo, hacia el final del documental: “uno es el director de su propia vida”, en este caso, la directora. Natalia aprendió ruso para comunicarse con su gente porque ella es un puente entre Rusia y América Latina, ella es candombera y también es Natasha, la imagen que cuelga en miles de afiches en las habitaciones de las adolescentes de un país lejano. Es imposible no pensar esta película como un díptico con Miss Tacuarembó (Martín Sastre 2010) una comedia musical que cuenta la historia de Natalia/Cristal, una chica cristiana de la pequeña cuidad de Tacuarembó,Uruguay, que sueña con ser una estrella.

  1. Regreso al origen: concepto cíclico del tiempo donde el final es un eterno retorno al comienzo.

Todavía estoy llorando con ese final, la vuelta al barrio, al origen, mezclado con las imágenes de las últimas presentaciones en Moscú al ritmo de la canción Río de La Plata, del disco “Tu Veneno” de 1999:

Con lágrimas en los ojos me fui alejando

Viví lo duro que fue dejar todo atrás

Mi gente, mi barrio

Tener que marcharme sola de mi tierra

Un día, cuando era una niña

Dejándolo todo por mis fantasías

Soy del Río de La Plata, corazón latino

Soy bien candombera, llevo siempre una sonrisa

Con mi sueño a cuestas no tengo fronteras

Soy del Río de La Plata

Que viva el candombe de sangre caliente

Ritmo que me enciende el alma

Que brilla en los ojos de toda mi gente ….

¡Спасибо/Gracias!


*Miss Tacuarembó de Martín Sastre está disponible en YouTube.