Dirección de Daniel Marcove
Esta obra la podes ver en EL Tinglado, y es importante mencionar que el protocolo se cumple estrictamente y que te reciben cuidadosamente tomando la temperatura a los espectadores, brindando alcohol y observando que todos mantengamos la distancia reglamentaria, tanto fuera como dentro de la sala.
La obra:
Un solucionador de problemas (Edgardo Moreira) imposibles de solucionar (Fixer) y un periodista (Enrique Dumont) coinciden en un bar en las playas de Miami. Entablan un diálogo en donde se mencionan hechos de la historia argentina que no han tenido resolución en la Justicia y la participación de uno de ellos en distintos casos que han quedado impunes.
El fixer es una obra que mantiene la atención del espectador de comienzo a fin. Es una de esas obras que empiezan cuando terminan, esas que te dejan pensando, sintiendo y conversando. Abre el debate, propone el dialogo, tematiza, nos pone en agenda. Es una obra que te acompaña cuando te vas y se queda con vos un rato largo. Es una de esas obras que duelen, que invita a revisar-nos. Es un espejo. Una herida que nos sigue sangrando.
Hablamos con Daniel Marcove su director
FA: ¿Cuál es la sensación de estrenar en pandemia, que fue distinto respecto a los ensayos?
DM: Es una verdadera emoción estrenar en este tiempo tan extraño, tan difícil, tan antes y después. Un momento bisagra sin duda. Te cuento algo que me pasó hace unos meses y que fue muy significativo para mí. Charlando en una clase con los alumnos les dije una frase que yo vengo diciendo hace mucho, hablando de la gente de teatro, y es que “la gente de teatro somos del mismo club, nos picó el mismo bichito” …y apenas pronuncié esta última palabra, sentí inmediatamente la necesidad de replicar: “pero ¡ojo!, Nuestro bichito no es el que contagia, el que mata, sino al contrario el que da vida, da emoción, el que da alegría, da reflexión … “Y así lo siento en este momento, el Teatro como nunca está vivo y necesita de esa presencialdad que es lo esencial en el rito teatral. Más allá de todas las ingeniosidades que la virtualidad pueda traer, defiendo con total convicción el rito teatral, como ese romance compartido entre la platea y el escenario, en ese latido entre los artistas y el público, allí reside el Teatro y eso será por siempre. En este momento estrenar tiene algo de coraje, de militancia. El grito que siempre tengo hoy más que nunca resuena: ¡Viva el teatro!
Por supuesto que fue un proceso de ensayos muy particular, como fue todo y para todas y todos, en este tiempo tan único, tan singular. Comenzamos reuniéndonos con los actores Edgardo Moreira y Enrique Dumont, una vez por semana por zoom, en Mayo. No sabiendo bien cómo íbamos a continuar, porque era una total incertidumbre. Y así nos fuimos encontrando, con dudas, con momentos en que surgía la pregunta: “¿tiene sentido continuar?”. Y la respuesta era:” ¡Si, si hay que continuar”! Porque este es un momento de apasionados, no de especuladores. Y así seguimos hasta fin de octubre y recién en noviembre pudimos comenzar a reunirnos presencialmente, y allí fue donde verdaderamente germinó el trabajo, porque como manifestaba antes, el Teatro es estar allí, juntos, vivos, conectados, mirándonos, escuchándonos…Y así fue entonces que todo ese trabajo de zoom quedó como un largo trabajo de mesa, un trabajo de mesa que yo nunca realizo cuando dirijo un espectáculo Pero fue un trabajo verdaderamente provechoso.
F:A: En la obra los personajes usan barbijo, alcohol… ¿esto ya estaba en el texto original o fue una adaptación?
D. M: En noviembre, cuando nos empezamos a reunir empecé a sentir que no podía ser que el público estuviera con barbijo, cumpliendo con todos los protocolos, y nosotros estuviéramos impunemente haciendo una obra que tenía que ver con la realidad sin tener en cuenta este tema tan difícil, así que lo hable con el autor, Mario Diament, quien incluyó algunos textos, adaptándolos a esta realidad. Incluso esto nos permitió muchos hallazgos, con el alcohol, con la higiene de las manos, el barbijo, el distanciamiento. No podía ser que no incorporáramos este tema a la puesta.
F:A: ¿Cuál o cuáles preguntas crees que deja la obra en el público?
DM: Tuve muchas dudas en realizar este espectáculo, porque es un material complejo. Siempre creí que el Teatro debía estar lejos de la “realidad periodística”, pero apenas comenzados los ensayos, comprendí que no, que me equivocaba, que podía poetizarse y ficcionarse la realidad de una forma muy teatral, y que dejaba abierta la posibilidad de que cada espectador se quede con su particular universo sensible y reflexivo. Hay interrogantes sobre los cuales jamás conoceremos la respuesta. Como el tema Nisman y el tema AMIA. Lo que recibe el espectador es “¿esto que se dice es verdad o es una chantada?”.
Lo que me resonaba de la obra es poder contar rasgos de nuestra argentinidad que tiene que ver con la impunidad, con la inmoralidad. Hay un texto de la obra que me parece brillante: “Este país es un gran quitamanchas donde nadie paga por nada, salvo los giles. Este es el país del cambalache y la mano de dios y el que hasta hoy te afana las tacitas de café mañana es Ministro haciendo una denuncia por la corrupción y a nadie se le mueve un pelo” Me parece una potente síntesis de lo que yo espero que se cuente del espectáculo.
F:A: ¿Qué devolución reciben del público?
D.M: Siempre cuando uno realiza un espectáculo vive el profundo misterio de que va a pasar con el público, pero en esta ocasión más aun, por toda esta circunstancia que estamos atravesando y por la condición polémica del material. Estoy muy gratamente sorprendido con la recepción y la devolución que hay del espectáculo. La gente se siente muy involucrada y además valoriza a todo el equipo artístico, las maravillosas actuaciones de Edgardo Moreira y Enrique Dumont, el diseño escénico de Héctor Calmet, y la iluminación de Miguel Morales. Así se cumple nuestro gran objetivo, el de poder conmover, poder abrir los corazones y la mente de los espectadores. Siempre el teatro es un gran misterio, pero hoy, más que nunca, es pasión y resistencia. Por esto merece un especial reconocimiento Alberto Teper, un “loco lindo” que, en estos tiempos tan frágiles, apuesta por la cultura en general y por el Teatro en particular.
FICHA TÉCNICA
Autoría: Mario Diament / Actúan: Enrique Dumont, Edgardo Moreira / Diseño de escenografía: Héctor Calmet – Adea / Diseño de luces: Miguel Morales / Fotografía: Séptimo Estudio, Cristian Holzmann, Lucas Suryano / Diseño de imagen: Nahuel Lamoglia / Asistencia de dirección: Christian De Miguel / Prensa: Duche&Zarate / Producción ejecutiva: Cynthia Nejamkis, Alberto Teper / Dirección: Daniel Marcove.
Teatro: El TINGLADO (Mario Bravo 948, CABA) / Funciones: sábados 20:30hs.