El teatro se puede hacer con diversos elementos: la iluminación, el vestuario, con un escenario impecable todo bien a lo clásico. Pero también, se puede hacer en un espacio austero, con un par de actores para dar un lugar privilegiado al texto dramático, como el caso de Despejar la X. Muchas veces el contenido lo es todo.

Al entrar en la sala del Tadrón Teatro (Av. Cnel. Niceto Vega 4802, CABA) vemos a los actores dispersos por el espacio escénico, esperando deseosos la llegada de los espectadores, para dar inicio a una nueva función. Con un espacio prácticamente vacío, que tranquilamente podría ser una sala de ensayo, este grupo de personas vestidas informalmente deambulan por el lugar. En esta puesta  espacio de incertidumbre se invita a los espectadores a vivir lo mágico del teatro.

Desde el comienzo se otorga un lugar especial al texto, pues, la pieza trata sobre el HIV, un asunto que tiene larga data y desde hace 40 años produjo un gran impacto a nivel mundial.

Si lo pensamos desde el punto de vista de la matemática, despejar la X es intentar reconocer esa variable o valor desconocido, es decir, resolver la cuestión indagando. De algún modo, por ese camino transita Despejar la X, cada actor es nombrado con una letra del abecedario, todos juntos trataran de descubrir al personaje que interpreta a la “X”. En cada uno de los cuestionamientos y reflexiones que realizan a lo largo de la obra, el foco está puesto sobre “X”, allí están las mismas preguntas que nos hacemos los espectadores en la sala como parte y representantes de la sociedad. De tal modo, la obra logra un efecto didáctico; resulta imposible salir de la sala y no hablar de aquello que sabíamos y de lo que desconocíamos.

En general solemos pensar que las peores cosas le pasan a los demás, que no nos van a afectar, pero esa realidad está ahí frente a nuestros ojos pidiendo que las cosas cambien, y si cambiamos la pregunta por ¿y si me pasa a mí? ¿Si le pasa a un amigo, o a un familiar?, porque todavía nos cuesta hablar de ciertas cosas. Sería bueno que de una vez y para siempre los avances médicos sean acompañados con avances sociales. Pues bien, hay que empezar a trabajar en eso, estamos por un buen camino.

Esta obra escrita y dirigida por Patricia María Sánchez vuelve a presentarse a partir de este sábado 6 de agosto a las 21hs nuevamente en el circuito independiente. Posiblemente sea la última temporada del año, pero seguramente le espera un recorrido por fuera del circuito teatrero.