Entre mis contactos casi todxs saben que a priori no me gusta la comedia, el stand up y las producciones que son “de risa” en general, aunque soy una persona que se ríe mucho, que se ha divertido un montón con comedias clásicas y algunxs comicxs, pero nunca me gustó abusar de ellxs. Tengo una frase de cabecera, la cuál todo aquel que me conoce me la recuerda para reírse de mi (im)postura de amarga: “hoy no tengo ganas de reírme” y lo digo casi como una máxima.
Puedo decir que tuve una vida bastante tragicómica, me he reído de situaciones que quizás mucha gente no podría y he dramatizado con otras tantas que quizás a muchxs le causen gracia, pero a mí no. Es como si me mal predispusiera cuando escucho a la gente reír desde el primer chiste y que con su carcajada tape todo sonido y hasta mis pensamientos: ¿de qué se ríe la gente? ¿Qué es tan gracioso?
Pero en estos más de seis meses de aislamiento se extrañan infinidad de cosas, entre ellas las risas sordas y cómplices con lxs amigues, con la familia, con lxs compañerxs de trabajo y con desconocidxs. Mi máxima hoy es más: “necesito reír”, saber que esta pandemia y todo lo que ella trae va a terminar, que volverán los abrazos y las risas, los estornudos desprejuiciados que hacen escapar hasta los mocos, el intercambio de salivas y fluidos varios.
Con estas sensaciones recorriendo mi cuerpo en medio de una terapia hormonal a base de estradiol y encierro he visto la serie One Mississippi (2015-2017) creada por Tig Notaro y Diablo Cody (la guionista de Juno de Jason Reitman) en la que la protagonista (la misma Tig Notaro) tras sobrevivir a una enfermedad intestinal, a la quimioterapia y una mastectomía doble, regresa a la casa familiar en Misisipi justo a tiempo para presenciar la muerte de su madre en el hospital. A priori esto parece ser un dramón total pero no lo es, Tig Notaro es una comediante, escritora, colaboradora de radio y actriz estadounidense famosa por su comedia inexpresiva y por haber ganado el Grammy por mejor álbum (Live) de comedia en 2014.
One Mississippi es una serie semi-autobiográfica de dos temporadas de seis capítulos de 25 minutos cada uno, con los que podrán reír a carcajadas y al mismo tiempo emocionarse hasta las lágrimas porque Tig Notaro es todo un personaje empoderado, de superación y al mismo tiempo tiene un manejo de la ironía que raya la excelencia. El casting se completa con Rya Kihlstedt interpretando a su madre en el lecho de muerte, John Rothman a su padrastro Bill, Noah Harpster a su hermano Remy y Stephanie Allynne a su nueva amiga y productora del programa de radio que Tig conduce en su estadía en Misisipi, lugar del que parece no querer irse…
Todavía no terminé de ver la serie, me quedan solo dos capítulos y ya la estoy extrañando, pero mientras espero que se bajen los capítulos me puse a buscar en internet sobre la vida y obra de Tig Notaro y me enteré que tiene dos producciones de y disponibles en Netflix: un documental sobre su vida: Tig (2015) que narra su experiencia con el cáncer y sus intentos de quedar embarazada junto a su prometida Stephanie Allynne (¡la misma de la serie!), y el especial para televisión, Tig Notaro: Happy To Be Here (2018) sobre su espectáculo de stand up.
Tanto la serie One Mississippi como el documental Tig fueron para mí no solo un disfrute en estos tiempos que corren, un festival de carcajadas genuinas y algún que otro lagrimeo por culpa del estradiol —obviamente— sino también un aprendizaje para sobrellevar esos malditos pensamientos que me acompañan hace unos cuántos años y que con la pandemia se intensificaron: “¿qué más me puede pasar?” “¿hasta cuándo le tendré miedo al cáncer?”, “podré quedar embarazada al primer intento?”.
Tig Notaro pudo sobrellevarlo y se rio de ello, tuvo gemelos y su cáncer no ha vuelto. La amo.