¿A qué jugamos?
La obra escrita en los años sesenta, delata teatralmente el paradigma moral de la clase media argentina que consolidaba su identidad sobre estos tres pilares: la familia, la amistad, y el matrimonio. El gran dramaturgo que encabezó junto a otros como Osvaldo Dragún, Titto Cossa, y Carlos Somiligliana el gran movimiento de resistencia cultural Teatro Abierto que enfrentó a la última dictadura militar, pone luz sobre la hipocresía de la clase media de una sociedad en la que los valores morales y espirituales se encontraban en decadencia.
Federico (Pablo Valvez), Leonor (Pamela Peker), Choni (Florencia Mouriño), Cacho (Mauricio Balparda) y Pasco (Esteban Rezk) son un grupo de amigos que por azar o destino se encuentran en el living del departamento de Federico y Leonor. Abatido por el aburrimiento el sinsentido, el dueño de casa propondrá al resto un juego aparentemente simple decir (de verdad) qué haría si llegara el fin del mundo.
Esta propuesta atravesará el presente de los personajes que por el alcohol o el coqueteo con el extrañamiento y luego del hostigamiento de Federico revelarán sus secretos más íntimos. La felicidad, la fidelidad, el respeto mutuo, el amor, serán fachada en las vidas de estos personajes que a medida que se derrumban desnudan la mediocridad y la crisis por la que atraviesan.
La obra da cuenta de la superficialidad de las relaciones humanas, el encierro de cada uno de ellos en el propio beneficio o satisfacción, que por otro lado no consiguen ya que a medida que avanza la trama los personajes no evolucionan ni se superan, sino que están cada vez más degradados en una alienación desbordante. El realismo reflexivo de la escritura de Gorostiza no se permitía escindir el teatro del contexto sociopolítico en el cual se escribía y se inscribía la pieza. La ideología de estos autores rechazaba la autonomía del arte de la realidad política en ¿A qué jugamos? los protagonistas masculinos pertenecen al mundo de la publicidad en contraposición aparece el mundo del cine, como un reservorio artístico donde todavía “la verdad” tiene refugio. Las bases de la publicidad no tienen que ver con la verdad, lo sabemos, sino en el artificio de los discursos para vender, es decir tiene un fin utilitario como lo es el vínculo de estos personajes que no están entrelazados por el vínculo en sí, sino por el intercambio utilitario que buscan.
La dirección de Lala Mendía logra una atmósfera de peligrosidad y riesgo manteniendo el universo de Gorostiza en su época. El elenco también realiza un gran trabajo, cada uno en su interpretación consigue mantener al espectador atrapado en la historia de principio a fin.
El pasado y el presente se sacan chispas en esta puesta se trata de una oportunidad para asumir el vértigo que ofrece el precipicio del paso del tiempo y mirarnos en ese espejo deformado para re-preguntarnos, ¿cuál es el adentro y el afuera en relación con los demás?, ¿qué es íntimo hoy? ¿en la era de la pos verdad, qué es verdad y qué no? ¿Acaso es posible otro tipo de sociedad? pero respóndeme de verdad…he ahí la paradoja de nuestra identidad, por qué ¿qué es verdad?.
Ficho técnica
Autor: Carlos Gorostiza / Elenco: Pablo Valvez, Florencia Mouriño, Pamela Peker, Mauricio Balparda, Esteban Rezk. / Asistente de dirección: Dionisio Juan Manuel León.
La Maza (Maza 908, Caba) / Entradas: $250 / Funciones: Domingos 19:30hs.